La pirámide de Kefrén, o Jafra, levantada en torno a 2.500 a.C., abrió hoy de nuevo su interior al público después de permanecer tres años cerrada por los trabajos de restauración, junto a seis tumbas de altos cargos faraónicos de gran valor histórico y artístico.
Las labores en Kefrén se concentraron principalmente en la restauración, manutención y ventilación interna de los pasadizos y la cámara funeraria, según explicaron los responsables de la arqueología egipcia.
"Cerrar la pirámide durante tres años da una buena oportunidad para restaurarla. Hay tiempo para limpiar la ornamentación, que se ensucia por la presencia constante de turistas", señaló en declaraciones a la prensa el director de la Meseta de las Pirámides de Guiza, Ali al Asfar.
La segunda pirámide más grande de Guiza, después de la de Keops, fue construida para el enterramiento de Kefrén, cuarto rey de la IV Dinastía, que reinó en Egipto entre los años 2590 y 2463 antes de Cristo.
Kefrén (nombre helénico del faraón Jafra, por el que se le conoce en Egipto) la construyó encima de una roca para que estuviera a la misma altura de la de su padre, el rey Keops, y es considerada como la más completa encontrada en Egipto hasta ahora.
El ministro de Estado para Asuntos Arqueológicos, Mohamed Ibrahim, destacó en Guiza la importancia de las tumbas que han sido abiertas al público por primera vez, especialmente la de Merensakh III, nieta del faraón Keops y esposa de Kefrén.
Según Ibrahim, las seis tumbas son "únicas tanto desde un punto de visto histórico como artístico" y servirán para mostrar al mundo nuevos secretos de la vida diaria en la civilización faraónica.
"Con estos proyectos, preservamos nuestro patrimonio para entregárselo a las generaciones venideras. El objetivo que deseamos es aumentar el número de turistas, del cual depende directamente la financiación de los proyectos, e intentar que cuando alguien viaje a Egipto vea algo más que las pirámides", explicó Ibrahim.
Para el responsable de las antigüedades egipcias, es fundamental que todo el mundo vea que se puede visitar de nuevo Egipto, tras la revolución del 25 de enero de 2011, en una situación de normalidad absoluta y sin riesgos para la seguridad.
"No deseamos donaciones ni ayudas, solo que los turistas vuelvan a Egipto", dijo Ibrahim en declaraciones a Efe tras el acto de inauguración.
En la meseta de Guiza se han descubierto hasta ahora alrededor de 400 tumbas o mastabas, que se van abriendo y cerrando de forma alternativa para protegerlas y restaurarlas.
En el cementerio oeste hoy se abrieron cinco tumbas de altos cargos del Reino Antiguo, mientras que en el cementerio este se encuentra la mastaba de Merensakh III, de especial importancia "ya que se trata de una tumba real", según Ibrahim.
La tumba de Merensakh (cuyo nombre significa literalmente "la que ama la vida") está esculpida en la roca, a unos 200 metros de la pirámide de Keops, y contiene un conjunto de estatuas de gran belleza, incluida una que reproduce a la princesa con su madre.
Además, los frescos en la pared de la mastaba muestran escenas cotidianas del Egipto faraónico, como la caza o los trabajos domésticos.
Las tumbas restantes del cementerio oeste pertenecen a altos funcionarios del Egipto antiguo como Ka Um Ong, que fue responsable de los secretos de los documentos de la realeza y supervisor de sus tesoros, o Ya Sen, inspector de los jardines y parques faraónicos.
En el Reino Antiguo, los egipcios deseaban tener sus tumbas cerca de las de su rey por la esperanza de resucitar junto a él, para participar de las ofrendas que se realizaban al difunto y para reproducir el mismo escenario de la realeza en el "más allá".
Además de la reapertura de la pirámide de Kefrén y de las seis tumbas, las autoridades egipcias anunciaron en el acto el final de los trabajos para controlar las aguas subterráneas que amenazan algunos de los monumentos más emblemáticos de Guiza, como la Esfinge.