El pasado 24 de abril, el egiptólogo Francisco Martín Valentín impartió una magistral conferencia en Pontevedra para mostrarnos los éxitos y logros de sus últimos años de excavación en Egipto, el Proyecto Amen-Hotep Huy. Este personaje, que comienza a resurgir de las brumas de la historia, se presenta como un hombre clave en un período muy convulso de la historia de Egipto: los últimos años de Amen-Hotep III y el reinado de Ajenatón. Amen-Hotep Huy vivió durante el reinado de Amen-Hotep III, y sobre el año 30 del reinado de este magno rey, ocupó el cargo de visir, sustituyendo al fallecido Ramose.
Por aquellos años, Amen-Hotep Huy era un ferviente adorador del dios Amón, al igual que su colega y amigo Amen-Hotep el Hijo de Hapu. Curiosamente, ambos sufrirían el mismo destino.
El doctor Martín Valentín, con su característica elocuencia y don de palabra, explicó de manera muy amena a todos los asistentes las complicaciones que surgieron en Egipto tras la muerte de Amen-Hotep III y la inminente subida al trono de Amen-Hotep IV / Ajenatón. El asunto se mostraba ya tenso desde los últimos años, máxime cuando el anciano rey parece que estaba postrado en su cama padeciendo intensísimos dolores de artrosis y los achaques de la vejez. Su hijo ya había planeado minuciosamente un jaque mate al pontificado de Amón, el cual decidió que era necesario pegar un cambio drástico a la jerarquía religiosa de Egipto. Lo que Ajenatón hizo fue, en cierta manera, algo muy similar a lo que Enrique VIII haría siglos después, adjudicar a su persona la totalidad de la responsabilidad religiosa, así como confirmarse como único representante de Atón sobre la Tierra. Ningún sacerdote podría osar jamás desafiar el poder del rey.
Parece ser que Amen-Hotep Huy sufrió la ira de Ajenatón, tal vez porque se negó a renegar de su dios amado. Es muy posible que en un principio, Amen-Hotep Huy tan solo sufriera presiones, per los hallazgos arqueológicos apuntan a que el rey consideró que el visir se había convertido en un peligro público al renegar del Atón, por lo que convino que la mejor solución era eliminarlo de la escena pública. El doctor Valentín expuso los hallazgos arqueológicos que demuestran esta teoría, tales como grabados de Amen-Hotep Huy a los que se le habían arrancado los ojos, la nariz y la boca. Por otra parte, tal y como sucedió con Amen-Hotep el Hijo de Hapu, su memoria se restableció tras la "herejía" de el-Amarna hasta el punto de que unos 150 años después de su muerte, Amen-Hotep Huy era considerado una figura con carácter divino, o bien capaz de comunicarse directamente con la divinidad, por lo que hasta su tumba se acercaban peregrinos que querían pedir sus favores.
Tan solo las próximas excavaciones podrán acercarnos a este magnífico personaje tan desconocido, y que a buen seguro podría poner luz en el oscuro período atoniano. Esperemos que las financiaciones para este proyecto sigan llegando, y que el Instituto de Estudios del Antiguo Egipto pueda seguir trabajando durante muchos años más en este Egipto tan maravilloso...
Publicado por Luis González González en 13:57
